El sueño argentino (5): Relato de un naufragio en trece fotos (XII, XIII y Epílogo)


Capítulo XII

Esperanza para el desesperado

     El paciente de la 325 ha salido de la habitación, por primera vez desde que ingresó. Durante un rato ha intentando andar por el pasillo con la ayuda de dos muletas. Tiene que coger fuerza en los brazos y aprender a manejarlas. Cuando ha llegado al fondo se ha quedado parado mirando por un gran ventanal. El celador se le ha acercado y le ha dicho:
     -   ¿Qué, cansado?
     -   No, mirando por la ventana. ¿Sabés qué echaba de menos en la alcancía?
     -   Nunca tuve el gusto de pisar ese hotel.
     -   La tierra, el agua, el aire, el sol.
     -   La naturaleza que se dice.

     El presidio de Burgos ocupaba el recinto de lo que fue el Monasterio de San Juan. El conjunto de edificios que lo integraban, a lo largo de los siglos había pasado por distintas vicisitudes en cuanto a destrucciones, reconstrucciones y situación legal de la propiedad. Fundado en el siglo XI, para posada y hospital de peregrinos del Camino de Santiago, acabó afecto por la desamortización , conocida como de Mendizabal, que afectó a los bienes de las ordenes religiosas, en 1836. Reutilizado como prisión provincial, durante el primer tercio del siglo XX aún conservaba tres piezas de su antiguo esplendor: La Iglesia en la que estaban situados los talleres, la sala capitular y el claustro; este último se utilizaba como patio.
Monasterio de San Juan. Antigua prisión de Burgos

     -   El patio de la trena, como dicen allá, no tenía árboles, ni plantas. No crecía nada jamás, no había estaciones, siempre estaba igual. Los únicos animales que habitaban eran chinches, piojos, y algunos matones que pretendían “cobrar la patente”[1], por una protección que luego no daban.
     ¡Si San Lesmes hubiese visto en que acabó su monasterio¡. Lo que el santo planeó como un cielo, lo convirtieron en un trozo de infierno en la tierra.

     Las prisiones en España a principios del siglo XX respondían a una estructura hecha a imagen de lo militar. Para colmo, y en similitud con el ejército, la escasez de dinero era la tónica predominante. Las raciones de comida eran muy justas, las dotaciones de enfermería precarias, no existía presupuesto para ropas de presos y la mayoría de los trabajos para sacar adelante la vida en el penal se hacían por los propios presos. En alguna prisión, como la de Burgos, el trabajo en los talleres les permitía a los penados ganar algunas pesetas con las que sobrevivir. El resto de necesidades, como ropa de abrigo y algunos libros sobre vidas de santos, lo aportaban las damas caritativas de la ciudad.

     -   En lo que fue la sala capitular, donde se juntaban los monjes para confesar sus pecados y pedir la absolución, siglos después se juntaban los “cabos de varas” para dar fajadas[2].
     -   ¿Cabos de qué?
     -   Cabos de varas, unos híbridos hijos del pecado y de la ley. Seis monstruos trajeados, cumpliendo sus condenas con una vara en la mano, dispuestos a domar al más arrogante de sus compañeros presos.

     Cabos de varas, presos seleccionados por la dirección de la prisión para mantener el orden. Un Decreto de 5 de Mayo de 1913 había eliminado estos tipos como garantes de la disciplina y la convivencia; se supone que pasaban a ser sustituidos por los celadores, funcionarios con sueldo. Pero no fue así y los cabos de varas seguían existiendo. El otro elemento clave en el mantenimiento del centro eran las celdas de castigo. Frecuentadas por quienes desafiaban a la autoridad de cada momento.

     -   Decime: ¿Cómo se hace para sobrevivir en esos sitios?
     -  Se hace de todo: unos hacían cestos y otros alpargatas. Es una cachada[3], ya os entendí la pregunta. Uno se carga de esperanza, que es barata. Cuando se acaba, volvés a cargar. Pensás que vendrá un indulto. El 13 de Septiembre de 1919, en la Gaceta de Madrid nº 256, ponia:

PARTE OFICIAL
PRESIDENCIA DEL CONSEJO DE MINISTROS
S.M. el REY Alfonso XIII (q.D.g.). S.M. la REINA Victoria Eugenia. S.A.R. , el Príncipe de Asturias e Infantes y demás personas de la Augusta Real Familia continúan sin novedad en su importante salud.(sic)

     -   Sin duda una noticia fundamental.
     -  Dejame terminar, por favor. ¡No seas pendejo!. Seguía un Real Decreto con un indulto. Pero no salí de la alcancía, sólo quitaba una parte de la pena. Entonces empecé a soñar; no cuesta nada, sólo despertar. Soñé muchas veces con volver algún día al valle. Tener una casa con Esperanza en la puerta. El tiempo tiene su propia medida y nombre. Pero para mí, el tiempo que estuve allá tuvo una medida y un nombre: el tiempo de Esperanza.
     Volvés a tener esperanza y ocho años después del anterior indulto otro nuevo.
     -  ¿Qué pasó esta vez ?, ¿V.M. se tiró un pedo?
     - Se cumplieron los veinticinco años de su mayoría de edad.
     Al final salés un día de la trena y volvés al valle. Pero ya no es vuestro valle, el que vos dejastes hace trece años. Vos allá no sos nadie, solo una sombra del pasado. No existes, sólo queda el mito que creo la desgracia. El que usan las madres para jabonear[4] a los niños desobedientes:
 ¡Andá con cuidado pebete!. Sino no comés toda la sopa, vendrá Juanito el de Tartalés y la envenenará.
     Mi padre vendió una casa que se estaba haciendo en Población, abandonó parte de su familia, sus tierras, su medio de vida. Tengo que reconocer que, a pesar de haberle arruinado la vida, nunca me dejó tirado. Cuando supo que ya no podía hacer nada por mí, emigró acá, con su mujer y los tres hijos que tuvo con ésta.
     Mi tío Juan Valentín, en otra época anterior había vivido acá. Después regresó a España, pero la muerte de su hermano le hundió. Optó por volver a la Argentina con su familia. Al poco tiempo de regresar, falleció.
     Yo había mancillado el honor de todos. El envenenamiento del tío Gregorio era una vergüenza familiar que no pudieron soportar. Esta fue la causa por la que la mayor parte de la familia, en pocos años, paso a ser argentina.
     En el valle quedó la tía Bárbara, quien acogió en su casa a la tía Nicolasa. Pero antes de salir yo de la trena, se encargaron de enviarme el recado de que no querían saber nada de mí, el día que quedase en libertad.
     Esperanza hacía años que marchó de valle para casarse. ¿A qué no acertás con quién?
     -  ¿Se fugo con un cuervo[5]?
     -   No, por favor no exagerés. Con un picoleto. ¿No sabés que es?, un guardia civil. ¡Jodete!


Capítulo XIII

El retorno de un sueño

     Esta mañana, a primera hora, el médico ha venido a ver al paciente de la 325. No era una visita rutinaria, quería anunciarle con solemnidad que había llegado el gran día. Ese que todos los enfermos esperan con ansiedad.

     -   Juan Antonio, todo tiene su fin. Estás curado, ya tenés el alta médica. Sos libre, podés marchar del hospital

     Juancito se encontraba mirando por la ventana con languidez, sin volverse le ha contestado:
     -   ¿A donde?.
     -   Donde van los hombres libres. A cumplir vuestros deseos, vuestras ambiciones, vuestros sueños.
     -   Vos tenés razón. El bocho[6] del ser humano es como una fábrica de sueños. Llega un día en el que el trabajador se muere, la fábrica se cierra. En otras ocasiones, las más tristes, es la fábrica la que deja de funcionar. Ya no quiere o no puede producir más sueños, entonces la persona muere. Yo no se si quiero soñar o morir.

     Hubo un día en que entendí que en mi pueblo estaba enterrado mi pasado; mejor no moverlo. Tampoco tenía futuro. Entonces retomé el viejo sueño que tuve de joven: marcharme a Argentina. Durante meses trabajé sin descanso, sin gastar ni un duro, para ahorrar el preció de un pasaje, de tercera clase, en barco desde Bilbao a Buenos Aires.

Ouessant de Chargeurs Réunis
     La emigración de España a Argentina seguía siendo masiva. Pero habían quedado atrás los años de descontrol. Por parte española Se creo el Consejo Superior de Emigración, organismo que velaba por las condiciones de los emigrantes. Se trataba de controlar las condiciones de los embarques, evitar los hacinamientos como el ganado. Impedir, a la llegada, que cayesen en manos de ganchos[7], que les sometiesen a unas condiciones próximas a la esclavitud. La fuga de muchachos llamados a quintas o prófugos de la Justicia. Para simplificar la burocracia, legalizar la expatriación y la acogida en el país receptor, en 1917, se puso en funcionamiento la Cartera de Identidad e Información de Emigrante. Expedida en las Oficinas de Correos, constaba de múltiples hojas en las que se iban recogiendo, desde los datos de identificación antropométricos, con foto incluida, a otros datos sobre las distintas situaciones legales de la persona.
     El Cónsul de Argentina en Bilbao, D. Martín A. Etcheverri, llevaba un par de años en el cargo. Era un funcionario meticuloso, que tenía instrucciones claras y precisas sobre las personas que no debían llegar a Buenos Aires. El departamento de Inmigración no aceptaba a locos, retrasados mentales, enfermos o personas con defectos físicos. Tampoco a vagabundos, mendigo o reclamados por la justicia. En el consulado recogían todos los certificados expedidos por las autoridades competentes españolas y añadían el suyo. Tuve que presentarme con el traje de un difunto que me prestaron; era imprescindible ofrecer buena imagen.

Documentos para emigrantes
     En febrero de 1928 embarqué en el Ouessant. Era un barco a vapor, de 8.500 toneladas, propiedad de la compañía francesa Chargeurs Réunís. Venía de los puertos del norte, portando emigrantes de Centroeuropa, Países Bajos y Francia. En Bilbao embarcamos pocas personas y partió rumbo a Vigo. En este puerto el barco se llenó. Parecía que toda Galicia quisiera emigrar a América.


La compañia francesa era muy ordenada. Llevaba muchos años haciendo esta ruta para emigrantes. Lo primero que hicieron cuando
embarcamos fue facilitarnos una Guía del Migrante, escrita en castellano.


Nuestros aposentos durante el viaje estaban en tres plantas, bajo el puente, llenas de “couchettes”, literas para dormir. Los “garçons” te asignaban un número y de acuerdo con este te juntabas para el rancho. No era un crucero de lujo, pero tampoco era la cana. Estaba limpio y desinfectado. Disponía de servicio médico y enfermería.


Guia del Emigrante
    Los pasajeros nos juntábamos por naciones y lenguas, tendencia natural. Las personas de tierra adentro intentábamos sobreponernos a los mareos y a la ansiedad que nos generaba el viaje. Los de zonas de mar lo llevaban mejor. Todos manifestábamos inquietud por el futuro. Hablábamos de nuestras expectativas de trabajo, de aquel pariente que nos echaría una mano, de aquella recomendación que alguien nos dio.


Rancho y literas del Ouessant
 Diecisiete días de inquietud entre Vigo y Buenos Aires, con parada en Dakar.


No seás mal pensado. No portaban esclavos, ¿para qué veníamos nosotros sino?.


Por fin, el 2 de Marzo de 1928, arribó el barco a puerto. Se iba a cumplir mi sueño argentino.


Antes de desembarcar subieron las autoridades al barco, uno por uno verificaron nuestros documentos.


Cuando bajamos a tierra, a quienes no nos esperó nadie, las autoridades nos hicieron una invitación por cinco días al Hotel de Inmigrantes.




     Pronto me di cuenta de que Argentina todo era grande. El Hotel de Inmigrantes tenía 4 plantas que sumaban diez mil metros cuadrados. Allí las autoridades nos intentaban buscar trabajo. Los que habían sido peones agrarios en España les enviaban a las haciendas del interior, luego se encontraban con que no sabían manejar la maquinaria existente. Los que conocían el oficio de ganaderos de ovino, vacuno o caballar, les remitían a estancias. Los que conocían profesiones comerciales se quedaban en Buenos Aires. Los primeros días que salí a ver la ciudad me impresionó. Era muchísimo más grande que todo el Valle de Valdivielso o la ría de Bilbao. Yo me sentí como un guacho[8] en aquel hormiguero de dos millones de habitantes agurritentos[9].
¿Visté que no vino nadie a verme?. Mi padre, mi madrastra y mis hermanastros el día que aparecí en su casa me negaron el pan y la sal. Me dijeron, alto y claro, que no querían saber nada de mí. Con una vez que les había arruinado la vida era suficiente.
     Después intenté localizar a mi hermano Eloy. Supe que hacía años que se había abotonado[10] con una enana y era imposible dar con él. ¡Qué buebon!. Nunca conseguí saber su paradero exacto, ni su laburo. Alguien me dijo que la pareja andaban moviéndose con un circo, por lo que eran muy difíciles de encontrar. Parece ser que no dejó semilla de Valdivielso en Argentina.

- Aquella tarde le vimos salir a Juancito por la puerta principal del hospital. Apoyado sobre dos muletas, liviano de peso, con su maleta de sueños vacía.


Epílogo

     -   Una tarde de domingo sin futbol, lo más triste que puede ocurrir a un sanitario estando de guardia, un veterano sacó el tema del gallego de la pierna amputada. La mayoría apenas nos acordamos. Han pasado casi dos décadas desde que el paciente de la 325 salió de acá. Entonces, alguien comentó, que había oído decir, que a los pocos años de su estancia en el hospital, le encontraron casi muerto. Yacía tirado, delirando, en una calle de Buenos Aires. Para cuando le transportaron al Hospital Español, tenía una neumonía que fue fatal. Se dedicaba a la mendicidad y vivía entre unos cartones. Al momento, otro compadre manifestó que había oído, de muy buena tinta, todo lo contrario. Que una noche de jarangón y mamada en un boliche, el gallego compró una participación de lotería y le tocó, por lo que acabó su vida como un rico distinguido.

     Hace unos días cuando entró la enfermerita nueva, que apenas tiene veinte años, alguien le contó la cruel historia del paciente de la 325. Quedó pensativa. Al rato dijo: que ella cuando era niña, paseando por el barrio Recoleta, supo de un gallego con una pierna ortopédica. No recuerda su nombre, aunque le suena Juancito. Un anciano encantador que repartía caramelos entre los niños y vivía en una preciosa casa; en la entrada de la misma un letrero anunciaba:

“Villa Esperanza”

     Personalmente no creo ninguna de las dos versiones. Los porteños siempre tendemos a magnificar a las personas y los hechos. Murió mendigo o murió rico, era asesino o era santo. Un día de estos le pondrán en un altarcito con Evita y Gardel. Como fedatario serio, les aseguro que todo esto para mí no son más que hipótesis sin demostrar. Algo que a todas luces corresponde al ámbito de las leyendas urbanas; en el caso presente una leyenda porteña más.

     Algún año de estos, cuando junte la guita suficiente, iré de vacaciones a España. Quiero ver como es ese idílico Valle de Valdivielso, que al gallego le llenaba los sentidos. Espero aprovechar también para conocer personalmente al Obispo de Sión, un gran tipo sin duda.



BIBLIOGRAFIA Y DOCUMENTACION UTILIZADA


REGISTRO CIVIL DEL AYUNTAMIENTO DE LA MERINDAD DE VALDIVIELSO
Partidas de nacimiento y defunción

ARCHIVO MUNICIPAL DEL BURGOS (PALACIO DE CASTILFALE)
Prensa local microfilmada
Diario de Burgos 01/08/1914 Envenenamiento
                              07/06/1915 Crónica del juicio
                              08/06/1915 Crónica del juicio y sentencia
La Voz de Castilla 02/08/1914 Envenenamiento
El Castellano 07/06/1915 Crónica del juicio
                        08/06/1915 Crónica del juicio

Hemeroteca digital de ABC
02/08/1914 Envenenamiento
10/06/1915 Condena
22/04/1916 Conmutación de la pena de muerte
14/11/1926 Penal de Burgos

Hemeroteca digital de LA VANGUARDIA
08/01/1915 Fuga de Oña
10/06/1915 Inicio del Juicio

Hemeroteca digital de la BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA
La Correspondencia de España 02/08/1914 Envenenamiento
                                                        10/01/1915 Fuga de Oña
                                                        08/06/1915 Juicio
La Época 19/01/1915 Fuga de Oña
                 09/06/1915 Condena
Heraldo de Madrid 08/06/1915 Juicio
Informaciones 22/04/1916 Conmutación de la pena
El Globo 22/04/1916 Conmutación de la pena

LA GACETA DE MADRID

22/04/1916 Real Decreto conmutando la pena.
13/09/1919 Real Decreto concediendo indulto con carácter general.
17/05/1927 Real Decreto concediendo indulto con carácter general.

CENTRO DE ESTUDIOS MIGRATORIOS LATINOAMERICANOS (CEMLA)
Base de datos de arribo de emigrantes a Buenos Aires y Montevideo

ACADEMIA DE LUNFARDO


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[1] Impuesto que cobraban los más chulos y bravucones del presidio.
[2] Fajada = paliza
[3] Cachada = broma
[4] Jabonear=asustar
[5] Cuervo = cura
[6] Bocho = mente
[7] Ganchos = especuladores de mano de obra.
[8] Guacho=huérfano
[9] Agurriento=codicioso
[10] Abotonarse=casarse

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