[En la década de 1990 a 2000 muchos jóvenes españoles quedaron aterrorizados al conocer los crímenes genocidas acontecidos en los Balcanes por motivos étnicos y religiosos. Me parece muy importante que sepan que la denominada Guerra Civil Española fue fundamentalmente una Guerra Genocida; por ambos bandos. A mí hoy me ha tocado contar esta parte qué no estaba contada. Sin duda, un desastre superior a cualquier catástrofe natural conocida hasta hoy. La peor desgracia que le puede ocurrir a un pueblo, país, nación o estado.
Por si hay alguna duda, consta en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española para el término Genocidio: Exterminio o eliminación sistemática de un grupo social por motivo de raza, de etnia, de religión, de política o de nacionalidad].
Por si hay alguna duda, consta en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española para el término Genocidio: Exterminio o eliminación sistemática de un grupo social por motivo de raza, de etnia, de religión, de política o de nacionalidad].
CRONOLOGÍA DEL GENOCIDIO EN MEDINA
18 de Julio de
1936
Según los dos autores burgaleses que he
consultado[i],
a propósito del golpe militar, durante el día 18 de Julio de 1936 Burgos capital
y la provincia estuvieron en calma. Ese día, sábado, tuvo lugar en Medina de Pomar la Feria
de Santa Marina que duró, como era habitual, hasta el día siguiente, domingo 19[ii];
algunas personas mayores, niños entonces, aún lo
recuerdan. Es muy probable que sumida gran parte de la población de la ciudad en
atender la llegada de foráneos a la feria, la mayoría no se enterase de lo que
se estaba fraguando. Incluso puede que aquella tarde se realizase alguna
actividad festiva en la plaza Mayor y la fiesta se alargase durante la
noche.
19 de Julio de
1936
El día 19 el golpe tomó cuerpo en Burgos
antes del amanecer. Los militares salieron de los cuarteles y tomaron posesión
de los edificios públicos. Fidel Dávila, general en la reserva, tomó el Gobierno
Civil ejerciendo desde ese momento las funciones de hecho. Todos los cargos de
la Administración o representación del Gobierno en la capital debieron de
pronunciarse, o se sumaron al golpe o fueron detenidos. Los “legionarios de
Albiñana”, tradicionalistas y falangistas[iii]
se pusieron a disposición de los militares para acudir a aquellos puntos de la
provincia donde el golpe militar estaba siendo contestado. Especialmente Miranda
de Ebro, con una cantidad de trabajadores asalariados importante, alta
afiliación sindical y simpatía por los partidos de clase obrera.
20 de Julio de
1936
Conocemos por tradición oral medinesa, que
el lunes 20, finalizada la Feria en Medina y llegadas las noticias del
levantamiento militar durante el domingo, unos 50 republicanos de Medina fueron
a Villarcayo para informarse, pero que volvieron sin
tener la situación clara, ni tomar una determinación. Aparentemente no acontecía
nada anormal. El desarrollo del golpe militar era seguido por las
radios.
23 de Julio de
1936
El general Fidel Davila ordena la destitución y detención de los Diputados
Provinciales nombrados por el Gobernador Civil del Frente Popular; en poco
tiempo fueron fusilados.
24 de Julio de
1936
Fue constituida en Burgos por los generales
golpistas la Junta de Defensa Nacional. Entre las consignas impartidas por “el
Director”, Emilio Mola, la siguiente: “Se
tendrá en cuenta que la acción ha de ser en extremo violenta para reducir lo
antes posible al enemigo, que es fuerte y bien organizado. Desde luego serán
encarcelados todos los directivos de los partidos políticos, sociedades o
sindicatos no afectos al movimiento, aplicándose castigos ejemplares a dichos
individuos para estrangular los movimientos de rebeldía o las
huelgas”.
Cuenta Luis Castro en "Burgos capital de la
cruzada", sobre aquellos días: “La
movilización de voluntarios fue muy efectiva, pues tanto los carlistas como los
falangistas contaban con afiliados en muchos núcleos rurales[iv]…
Los días anteriores a la sublevación, carlistas, falangistas y albiñanistas habían recibido consignas para acudir a los
cuarteles en cuanto se proclamase el estado de guerra, destituir y detener a
alcaldes y concejales del Frente Popular.
Sabemos, por la tradición oral medinesa,
que Elicio López-Quintana y Gregorio Gallaga
abandonaron Medina uno de aquellos días al amanecer[v].
Una señora que se encontraba en una de las fuentes de la Ronda recordó siempre
haberles despedido por última vez. Desconocemos si su intención fue unirse a las
fuerzas leales a la República o simplemente protegerse ante una amenaza que consideraron evidente.
No sabemos si alguien les delató y salieron en su búsqueda o si su detención fue
casual.
29 de Julio de
1936
Isaac Rilova es
una de las personas que más ha estudiado la situación del penal de Burgos
durante la Guerra Civil. Describe textualmente: “En el centro penitenciario, durante los
días que transcurren desde el alzamiento hasta que concluye el mes, se registra
un volumen de ingresos, ciertamente espectacular, que alcanza la cifra de 633
individuos”…. En casi todos se repite idéntica reseña: detenido en la calle por
la fuerza pública”. El autor de estos estudios lamenta la desaparición de
los libros de altas y bajas en el penal de Burgos. La recogida de datos la
realizó entrevistando a los funcionarios y personas, aún vivas el siglo pasado,
que prestaron servicios en el centro durante aquellos crueles tiempos. De su
libro Guerra Civil y Violencia Política
en Burgos (1936-1939), he extraído los datos a propósito de la represión
sobre ciudadanos de Medina de Pomar.
El día 29 de Julio fueron ingresados en la
prisión de Burgos Elicio López-Quintana Bustamante,
Gregorio Gallaga Hormaechea, Domingo Martínez García,
Francisco Zorrilla López y Gerardo López-Quintana.
6 de
Agosto de 1936
El día 6 de Agosto, en una de las
denominadas “sacas” del Penal de Burgos, Elicio López-Quintana Bustamante, Gregorio
Gallaga Hormaechea, Domingo Martínez García, Francisco
Zorrilla López fueron trasladados al Monte de Estepar en donde fueron
víctimas, como otros cientos de burgaleses, de asesinatos genocidas.
(Foto familia López-Quintana hacia 1930). Elicio López-Quintana (asesinado 6/8/1936). Su esposa Elvira Sobrado, hijos: Ramón, Antonia, Florencia y Elicio a quienes incautaron los bienes en 1938. |
LA REPRESIÓN
Es propio de los genocidas realizar algo
que en el mundo de la zoología se conoce como descastar. No bastaba con los
“desaparecidos”. Había que perseguir a sus viudas, dejar sin comida a sus hijos.
Sigo de nuevo a Isaac Rilova:
[Referido a Gregorio
Gallaga]
Poco
después se detenía a su mujer, Teopista Barcena Alonso y se la acusaba de:
“aprovechar la ocasión, cuando los niños
comían en las cantinas escolares, para encomiar el proceder del Frente Popular,
inspirando en sus tiernos cerebros, las criminales teorías del marxismo”
(sic).
Igualmente era apresada su hija, Teopista Gallaga Bárcena:
“a quien hubo que cortar el pelo como
responsable de intentar convencer con insinuaciones al reparto de bienes y
personas, proclamar el odio a la religión católica y defender e incitar a la
práctica del amor libre a las virtuosas doncellas de la localidad”
(sic).
Reconocido por los hijos de Gregorio Gallaga
su padre era católico practicante.
En una de las sacas del Penal de Burgos fue fusilado Alberto Milans Cebrian, 15 de
septiembre.
En concepto de desaparecido hay que contabilizar a Florencio Pereda
García-Diego, que fue “detenido por las milicias y desaparecido en tal estado de
detención”.
También fue detenido Agustín Pérez Negrete, Presidente del Partido
Izquierda Republicana y concejal Teniente de Alcalde. Al estallar el Alzamiento
huyó a campo republicano, pero ocupado el norte por las tropas nacionales, fue
detenido y condenado a pena de muerte, luego conmutada por la de cadena
perpetua.
LAS INCAUTACIONES DE
BIENES
El 10 de Enero de 1937 mediante
decreto-ley el gobierno golpista creó la Junta Central de Incautación de Bienes
y Comisiones Provinciales de Incautación. A través de las mismas despojaron de
sus propiedades a las asociaciones, partidos políticos y sindicatos declarados
ilegales. También podían incautarse de los bienes de aquellas personas,
presentes o ausentes (asesinados muchos de ellos en genocidio), que se opusieron
al triunfo del movimiento nacional. Finalizada la guerra, esta ley fue
continuada con otra similar de Responsabilidades
Políticas.
Si la ley fue perversa su desarrollo aún
fue peor[vi].
A todos los ciudadanos bajo sospecha o simple denuncia se procedió a abrirles un
expediente de revención de bienes.
La
forma de actuación en el proceso abierto contra Elicio López-Quintana Bustamante fue el
siguiente:
Nombraron un juez instructor teniente
coronel y un secretario alférez. La jurisdicción inicial fue militar.
Éstos delegaron, a su vez, en un juez instructor y secretarios municipales
ubicados en Medina de Pomar.
Recibido un primer informe del comandante
del puesto de la guardia civil, deciden abrir expediente por unos hechos acontecidos dentro
de la legalidad vigente en su momento en el único Estado reconocido. Algo inconcebible en Derecho.
Dictaron
una providencia dirigieron al alcalde de la localidad del acusado y al
cura-párroco, solicitándoles informasen si durante los cinco días anteriores y
posteriores al glorioso alzamiento nacional el sujeto realizó actos contra el
mismo.
El alcalde bien no entendió lo preguntado,
no supo contestar o no quiso.
El párroco directamente se lavo las manos
como Pilatos. Dijo en su informe que: ”aunque de ideas profundamente subversivas
ignoraba si realizó actividades contra el Movimiento”.
Sin duda
estos dos informes no servían para incriminarle, por lo que se añaden otros dos
más, desconocemos si a petición propia de los autores o del juez
instructor:
El jefe local del movimiento informa: “que durante los cinco días anteriores y
posteriores estuvo conspirando contra el movimiento nacional y que era
presidente del círculo comunista”.[vii]
Un sujeto, que es preferible no saber
quién fue, dice que “durante los cinco
días anteriores y posteriores se dedicó a conspirar contra el movimiento a favor
de los marxistas…”.[viii]
El 28 de Agosto de 1937 el juez instructor
especial, en Medina de Pomar, decretaba el embargo de todos los bienes.
Durante el II año triunfal, 1938, el caso
estuvo en la jurisdicción ordinaria correspondiente, juzgado de instrucción de
partido de Villarcayo. El nuevo juez solicita unos
informes nuevos a la guardia civil, juez municipal y jefe local de
movimiento.
En
el informe realizado por el encargado del puesto de la guardia civil consta que:
dicho vecino estaba afiliado a Izquierda
Republicana. Que ejercía el cargo de Secretario de la agrupación. Que era
propagador de ideas marxistas. Al parecer, no sabía esta persona que
Izquierda Republicana era una formación política no marxista, situada a la
derecha del PSOE y el Partido Comunista.
Al juez municipal lo mejor hubiese sido enviarle a un curso para aprender a redactar, ya que en su propio informe se contradice, llegando a escribir que "dio charlas contra el Frente Popular". Respecto al jefe local del movimiento, insistió en señalar al
marxista, como ya lo había hecho un año antes.
El 14 de Julio de 1938, el juez instructor hacia resumen de los informes y sus
contradicciones.
Visto el expediente por la comisión provincial de incautación de bienes acordó que: " …
incurrió en responsabilidad civil por oposición al Movimiento Nacional,
fijándose esta en veinte y cinco mil pesetas (
25.000)".
En el Juzgado de Instrucción de Villarcayo procedieron al embargo del Café Quintana.
No fue Elicio el único medinés multado, fundándose en una ley impresentable fuera del ordenamiento jurídico de cualquier nación civilizada. Lo peor de las personas apareció, la calle Mayor de Medina se dividió en acusadores y acusados. Tal vez alguien pensó con soberbia que eran vencedores contra vencidos, sin conciencia de que en aquel disparate estaban perdiendo todos. El intelecto de Medina de Pomar quedó plano, pisado y pateado durante cuarenta años, como los adoquines de la calle Mayor.
No fue Elicio el único medinés multado, fundándose en una ley impresentable fuera del ordenamiento jurídico de cualquier nación civilizada. Lo peor de las personas apareció, la calle Mayor de Medina se dividió en acusadores y acusados. Tal vez alguien pensó con soberbia que eran vencedores contra vencidos, sin conciencia de que en aquel disparate estaban perdiendo todos. El intelecto de Medina de Pomar quedó plano, pisado y pateado durante cuarenta años, como los adoquines de la calle Mayor.
Gracias a los nietos de Elicio López-Quintana,
sin cuya colaboración este relato no hubiese podido ser escrito.
Si desea conocer más a propósito de la represión en las Merindades puede consultar en:
http://lasmerindadesenlamemoria.wordpress.com/
Si desea conocer más a propósito de la represión en las Merindades puede consultar en:
http://lasmerindadesenlamemoria.wordpress.com/
[i] Isaac Rilova en
“Burgos durante la Guerra Civil” y Luis Castro en “Burgos capital de la
cruzada”.
[ii]
Las relaciones de Medina y Villarcayo con Vizcaya en
aquel tiempo era casi nulas. Se limitaban a unos pocos emigrantes que fueron a
trabajar a las minas o la industria. La dependencia de Burgos no solo era
administrativa, como actualmente, sino también comercial. La agricultura del
cereal y ganado de trabajo era más similar al castellano y el ferrocarril cumplía como una eficaz vía
de comunicación.
[iv]
En Medina y Villarcayo predominaron los carlistas, los
falangistas tenían su núcleo entorno a Briviesca.
[v]
Aparte de la transmisión oral, existe un documento firmado por el Juez Municipal
a propósito de Elicio López-Quintana dice: “Ejercia cuando
estallo el Glorioso Movimiento el Cargo de Alcalde y al estallar procuro de huir
acia los rojos” (sic). De huir acia,
me costó horas entenderlo.
[vi]
Jesús Gutiérrez Flores en su libro Guerra Civil en Cantabria y Pueblos de
Castilla dice:
El tribunal castigó a republicanos exiliados,
familiares de fusilados, pero también a personas de ideología liberal, e incluso
de la derecha moderada que se sentía alejada de los postulados del conflicto o
de la causa de los sublevados. Las multas esteban en función de los bienes de
los inculpados, por lo que las cantidades mayores se impusieron a propietarios
“dudosos”, comerciantes y miembros de profesiones liberales….
Estas sanciones suponían la
ruina de las personas de economía desahogada consideradas desafectas, pero
debemos de tener en cuenta que multas en torno a las 1.000 y 5.000 pesetas
impuestas a los miembros de las clases populares constituían una verdadera
tragedia para las economías humildes, muchas con la desgracia añadida del
fusilamiento o prisión del cabeza de familia.
[vii]
Volviendo al libro anteriormente citado,
Guerra Civil en Cantabria y Pueblos de Castilla, cuenta su autor que existieron
casos de muchas personas denunciadas por sus vecinos simplemente por enemistades
o envidias personales.
[viii]
Quien
esto escribe ha leído y oído algunas pequeñas historias sobre la G.C. y la
represión posterior. Se queda con la duda sobre si algunas personas de Medina morían de envidia cada vez que pasaban por delante de aquel precioso café,
donde se juntaban los más cultos, los más capaces.
Solamente esto, camarada: ¡ A NOI ¡
ResponderEliminar! Gracias!
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